¿Dónde están las mujeres artistas?


Jemima Kirke ('Girls') colabora con las Guerrilla Girls y la Tate Modern en un video que demuestra cómo los museos y los libros de Historia han olvidado (y arrinconado) la aportación femenina artística.

cover jemima
Kirke, en la campaña de joyería que protagonizó para la firma Scosha.


"En el arte siempre ha habido mujeres, pero han sido los hombres los que han escrito los libros de Historia". La que habla es Jemima Kirke, a la que muchos conocerán por interpretar a Jessa Johansson en Girls. Ella, en realidad, no se cansa de repetir que no es una actriz profesional. Kirke se dedica a la pintura desde hace años y aparece en la serie de la HBO (emitida en España en Canal+) porque es amiga íntima de Lena Dunham desde que eran pequeñas. Conocemos a Jessa porque, básicamente, Dunham un día le dijo "No tienes por qué pintar, también puedes ser actriz". Listo. Ya podíamos visualizar a Jessa, esa rubia con acentro británico y "la cara de Brigitte Bardot con el culo de Rihanna".
Kirke se ha aliado ahora con las Guerrilla Girls y la Tate Modern para poner rostro a un video ilustrativo y documentado sobre cómo el arte ha arrinconado a las féminas durante toda su historia. El clip está disponible en el canal de YouTube de la galería londinense:
Aunque seis minutos no dan para un tratado sobre este déficit de atención a las artistas, estos son algunos hechos que aprendemos de su visionado:
-El misterioso caso de Judith Leyster. Su pintura, muy similar a la del sí reconocido Frans Hals, no tuvo el mismo reconocimiento que la del pintor de la escuela barroca. Tan parecidos eran que hasta los libros de Historia atribuyeron cuatro de sus obras al neerlandés y en el Louvre se llegó a colgar uno de los cuadros de Leyster (Happy couple) asegurando que estaba pintado por Hals.
-Masculinizar mi nombre para entrar en el circuito: Tal y como relata Kirke, existen pintoras que solo usaban sus iniciales u otras que optaban directamente por cambiarse el nombre. Como el caso de la pintora expresionista Grace Hartigan (1922-2008), que firmaba al principio de su carrera como George Hartigan, por, tal y como ella mismo defendió "el miedo a que no se tomasen su trabajo demasiado en serio".
Grace Hartigan
Uno de las obras de Hartigan y la artista, fotografiada en 1959.
Foto: Corbis/ Getty
-Firmo con iniciales, no vayan a pensar que soy una mujer. Lee Krasner (1908-1984) fue una de las maestras del expresionismo abstracto estadounidense en la segunda mitad del siglo XX y es una de las pocas mujeres que ha conseguido una retrospectiva en el MoMA de Nueva York. La mayor parte de su obra la firmó con las iniciales L. K., quizá motivada por el influjo de su mentor, Hans Hoffman, que llegó a comentar que su trabajo "era tan bueno que nunca imaginarías que lo ha pintado una mujer" y que marcó profundamente su espíritu autocrítico. Krasner decidió firmar con L. K. también por otra razón: en 1945 se casó con Jackson Pollock y pasó a ser conocida popularmente comoMiss Jackson Pollock, un sobrenombre que marcó su carrera y que rechazaba profundamente.
Lee Krasner
Lee Krasner, fotografiada en 1955.
Foto: Getty
La vanguardia no será femenina (ni feminista): A la artista Margaret Harrison, fundadora del Women's Liberation Art Group de Londres, la policía llegó a cerrarle una exposición en 1971 porque consideró "pornógrafica" su obra. Uno de sus dibujos mostraba a Hugh Hefner (creador de Playboy) como una conejita desnuda. Su caso es solo una muestra más de cómo en los 70, cuando las vanguardias eran más conservadores de lo que parecía y también ponían trabas a las artistas.
Margaret ok
A la policía no le pareció mal el dibujo de la mujer en el sandwich, pero sí consideró que vestir a Hugh Hefner de conejita era "demasiado desagradable" para el público.
Foto: Ilustraciones de Margaret Harrison/ Tate Modern
El video guionizado por las Guerrilla Girls podría tener muchos capítulos más. Por algo este colectivo artístico encargado de denunciar la discriminación sexual y racial en el arte, en el cine y la cultura lleva en activo más de tres décadas.
Desde 1985, estas mujeres que mantienen el anonimato bajo máscaras de gorilas y visten parte del uniforme de las Riot grrl (medias de rejilla y minifaldas) bajo sobrenombres de artistas ya fallecidas han conseguido infiltrar su discurso en los grandes museos. Tras empapelar Nueva York con carteles que denunciaban el escaso porcentaje de artistas femeninas en los centros artísticos (su poster más popular es el de ¿Tienen que desnudarse las mujeres para entrar al Metropolitan? –Menos del 3% de los artistas en el museo son mujeres, pero el 83% de los desnudos son femeninos–), este colectivo ha conseguido que su documental Guerrilla in our Midst (1992) se haya visionado en centros de arte de todo el mundo (el último, en el AhóndigaBilbao).
Artistas del diseño gráfico y del lenguaje publicitario, las Guerrilla Girls dominan el arte de estetizar las estadísticas para denunciar el sexismo y aportar al debate social lo que ellas denominan "la conciencia del mundo del arte". Las Pussy Riot se declaran herederas de sus ideales y ahora se acercan al gran público con la ayuda de estrellas (arty) de la televisión. 30 años después, siguen siendo necesarias.
Guerrilla Girls

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