Concha Jerez: «Nadie nos apoya. Los artistas somos francotiradores»



Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) hace arte desde el mundo, para el mundo, por el mundo. Esto es: sin olvidar que vivimos en un presente tecnológico, proponiendo un discurso alternativo al dominante, preocupándose por los problemas actuales −«los de siempre»− y causando una impresión que va más allá de nuestras fronteras. ¿El medio? Cualquiera. Imagen fija o en movimiento, texto impreso, trazo en el lienzo, palabra, silencio, ruido, música, performance. Así ha obrado durante más de cuatro décadas, en las que ha construido una trayectoria donde la innovación es norma y el arte se entiende como una «forma de conocimiento». Y de reconocimiento: solo en los últimos años ha sido galardonada con la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes (2011), el premio Nacional de Artes Plásticas (2015) y, ayer mismo, con el premio Velázquez. «Puede que sean un poco excesivos, pero eso lo tienen que decir otros, no yo», comenta con sorna al otro lado del teléfono.
El jurado destacó en su fallo «el rigor y compromiso de sus arriesgados planteamientos estéticos» y «el carácter innovador de sus propuestas intermedia», una inquietud que ha conseguido extender en el tiempo como pocas. «Siempre he seguido el camino que quería desarrollar y voy a continuar. No tiene uno que dar saltos en el vacío. Simplemente hay que seguir la reflexión hacia dentro, en función del mundo que te rodea, en el momento presente y en el futuro», explica.

Paraísos perdidos 

Ahora, por ejemplo, le preocupan todos esos ideales que han pasado a un segundo término en un momento en el que lo monetario se ha convertido en el tema central de la existencia. Son los paraísos perdidos que busca en su última exposición, en Austria, en la ciudad de Graz. «Hablo de paraísos como el de la justicia, la integridad, la bondad o la amistad. Eso que parece que hoy no es ningún paraíso. Son cosas tan elementales como los derechos humanos», apunta. «Parece que ahora solo importa la economía. Pero eso no es el eje de la vida de las personas. El eje está en crear, en imaginar otros mundos y encaminarse a ellos. La economía es un medio, no un fin».
¿Qué más le preocupa de este mundo? Como a todos, Cataluña. «Hay una guerra, en el fondo, terrible. Nos lleva a momentos nada constructivos de nuestra historia. Pero este es un país de artistas, de creadores, de músicos, de intelectuales, de escritores. Se procura que haya discordia porque a río revuelto, ganancia de pescadores», lamenta sin precisar.
La creación es esa gran olvidada para Concha Jerez, que mira a nuestros días (los suyos también) con un punto de queja profunda. «La creación en general está infravalorada. La artística, la literaria, la científica. Nuestros ídolos no son nadie que esté en estos ámbitos. Consulte las revistas, la televisión, y vea a quién valoramos. Ninguno de esos. Solo encumbramos a gente que trabaja la imagen. Y detrás de esa imagen no hay nada. No deberíamos caer en esa trampa. Un país no se construye con eso. Eso es humo», asevera. Los primeros responsables: los políticos, que no promueven una verdadera ayuda a la cultura, como sí ocurre, en su opinión, en Alemania o Francia. «Los artistas somos francotiradores. Nadie nos apoya». 
Al margen, existe un público infravalorado, que sería mayor «si se le diera a la creación la difusión que se merece». ¿Para qué? «El arte es un modo de conocimiento. ¿Le parece poco?»

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